domingo, 24 de junio de 2012

EL LECTOR de BERNHARD SCHLINK

Michael, con solo quince años, vive una intensa relación erótica con Hanna, una mujer de treinta y seis. Sus veladas siguen un orden inalterable. Primero, él lee para ella en voz alta clásicos de la literatura, después se bañan y, finalmente, hacen el amor.
Años más tarde, Michael descubrirá dos secretos celosamente guardados por Hanna que cambiarán su percepción de aquella relación juvenil.
El lector es una profunda reflexión sobre el amor y la culpa, sobre la sexualidad y la redención. Un estudio literario acerca de la Alemania de la segunda mitad del siglo XX, sobre la que planea la pesada sombra de su historia reciente. 

jueves, 21 de junio de 2012

DIVIDE Y VENCERÁS



Divide y vencerás, dijeron los que manejan el cotarro. Y nosotros, obedientes, mordimos el anzuelo que cebaron con la discordia entre iguales. Al menos, eso es lo que parece a tenor de los debates estériles de barras de bar y redes sociales entre caínes y abeles a los que asisto perplejo y mudo de incredulidad. Duelos a espada entre autónomos y funcionarios. Combates de boxeo entre trabajadores por cuenta ajena e interinos. Tiroteos entre desempleados de 40 y becarios de 30. Clase media en descenso contra clase media en descenso. Mileuristas venidos a menos contra mileuristas venidos a menos. Evitamos mirar hacia arriba por temor a que nos duelan las cervicales. Es mejor mirar al frente o a los lados para encontrar rivales de nuestra talla. Chupatintas discutiendo contra mercachifles. Bajitos y enclenques dándose empujones.
Porque la culpa de la crisis no pueden tenerla los gobernantes ineptos ni sus cómplices de la oposición. Qué importancia puede tener que el comportamiento de nuestra clase política (los de un lado y los del otro, y hasta los de otros) cuando no es corrupto, carezca de ética (e incluso de estética). Qué tendrá que ver que tanto los altos cargos de la administración pública como los engominados ejecutivos de la privada cobren sueldos de vértigo a cambio de inventarse cargos intermedios a los que endosar su trabajo y sus responsabilidades. Cómo van a ser culpables de la situación económica los ricos que evaden impuestos y capital a paraísos fiscales (hasta el punto de que en Suiza se planteen fijar el salario mínimo interprofesional en la módica cantidad de 3.500 euros mensuales). Qué daño puede hacer que los directores generales se lleven bajo el brazo indemnizaciones millonarias o que el yerno del rey engorde sus cuentas bancarias con dinero público y privado. Dirá más de uno que con todo ese dinero se saca de la crisis a España, a sus comunidades autónomas y hasta a Portugal. ¿Y qué? Es mucho más útil medirse con el vecino de nuestro mismo tamaño que ir de quijotes y estrellarse contra molinos o rascacielos.
Entre tanto, los que manejan el cotarro se retuercen de risa sentados en sus cómodos sillones forrados de cuero, viendo como nos sacamos los ojos perdiendo así el sentido de la vista y dando palos de ciegos que acabamos recibiendo nosotros mismos, mientras ellos nos recortan derechos, servicios, poder adquisitivo, días de vacaciones y hasta libertades, si hubiera menester. Eso sí, sin perder sus sagrados privilegios. Sigamos atacando a Abel con saña homicida, no sea que a los dioses de la economía les dé por perjudicarlo menos que a nosotros.
Hasta que no comprendamos que divididos somos carne de derrota no aprenderemos que la unión hace la fuerza.

lunes, 18 de junio de 2012

2666 de ROBERTO BOLAÑO


Consciente de la posibilidad real de una muerte prematura, producto de su enfermedad, el escritor chileno Roberto Bolaño decide escribir esta obra magna, casi inabarcable, con el objetivo de dejar solventado el futuro económico de sus hijos. Con este fin dejó instrucciones para que su legado póstumo se dividiera en cinco novelas que serían publicadas con la periodicidad de un volumen al año. Sin embargo, una vez leído el texto los herederos deciden de común acuerdo con el editor, Jorge Herralde y con el crítico Ignacio Echeverría, al que el propio autor dejó al cargo de sus asuntos literarios, publicar la novela en un solo volumen. De este modo respetarían el carácter unitario del texto, en detrimento de los deseos (más económicos que literarios) del autor.
Y es que, pese a estar escrita en cinco partes bien diferenciadas, 2666 es una novela total, de estructura abierta, como Los detectives salvajes. En sus páginas se entrelaza la búsqueda de Benno von Archimboldi, un enigmático escritor alemán, de cuya vida nada se conoce, con los crímenes de mujeres en Santa Teresa (trasunto de Ciudad Juárez), situada al norte de México en la frontera con el desierto de Arizona.
2666 es, como El proceso de Kafka, una novela póstuma más inacabable que inacabada, un relato abierto que se alimenta de sí mismo y del resto de la obra del propio Bolaño, en la que el lector puede entrever el umbral de nuevos caminos literarios que otros transitarán a lo largo del recién estrenado siglo.

jueves, 14 de junio de 2012

LA NOCHE DEL ORÁCULO de PAUL AUSTER


Como en toda la obra de Auster, la literatura, el proceso de creación, los personajes arrastrados por el azar como factor determinante de la vida, están presentes en esta compleja novela que narra la historia de Sidney Orr, un escritor que ha sobrevivido inesperadamente a una terrible enfermedad que hizo que los médicos lo desahuciaran y ha de enfrentarse al reto de volver a escribir.
Con una estructura narrativa de caja china, la novela está preñada de historias contadas por los propios personajes que nos narran hechos de su pasado o relatos ficticios dentro de otro relato ficticio. 

domingo, 10 de junio de 2012

EL PAÍS DEL DINERO de PEDRO UGARTE


Galardonada con el V Premio Logroño de Novela (sucede al título Punto de fisión de David Torres, también comentado en este blog), El país del dinero está escrito con un impecable estilo, que roza el ensayo y disecciona la realidad económica de comienzos del siglo XXI, así como el llamado boom inmobiliario, vertiendo interesantes reflexiones sobre las extrañas relaciones que el dinero alienta en nuestra sociedad y la relación que tenemos con el vil metal a título individual dependiendo de nuestro estrato social.
Es cierto que el hilo argumental del relato llega a flaquear por momentos, dando la sensación de ser un simple soporte para el análisis de nuestra sociedad, y que los personajes se antojan un tanto esquemáticos, meros arquetipos representativos de una situación económica determinada. Pero la fuerza de la novela de Pedro Ugarte reside en su prosa ágil y contundente y en el retrato fiel de una sociedad enferma de materialismo.

jueves, 7 de junio de 2012

CRÓNICAS MARCIANAS de RAY BRADBURY


Publicado en 1950, Crónicas Marcianas está compuesto por una serie de relatos independientes en los que se narra cronológicamente la llegada a Marte de los terrícolas, con la consiguiente colonización del planeta, lo que provoca el fin de la civilización marciana y la extinción de sus habitantes. No obstante, Ray Bradbury, en lugar de describirlo desde la épica, elige para sus relatos un tono elegíaco, como si los marcianos fueran los indios nativos americanos, despojados de su tierra; e incide en el impulso destructivo de los seres humanos.
Obra fundamental del autor de Farenheit 451, gracias a su cuidada prosa y su original estructura narrativa, Crónicas Marcianas se salta las fronteras de los subgéneros literarios y eleva la ciencia-ficción a la categoría de literatura con mayúsculas.

lunes, 4 de junio de 2012

FACTOTUM de CHARLES BUKOWSKI


Henry Chinaski, alter ego del autor, es un joven que pretende convertirse en escritor. Su vida transcurre de borrachera en borrachera, saltando de un trabajo de mala muerte a otro, y obsesionado por las mujeres y el sexo.
Maldito entre los malditos, Bukowski es el cronista de los desheredados del sueño americano, el novelista del lado más sórdido de nuestra sociedad, el poeta de los vagabundos, las prostitutas y los borrachos. La sociedad es un mecanismo de asfixia que doblega al ser humano a través del trabajo, y solo los marginados se niegan a caer en la trampa.
En Factotum, Bukowski mezcla la dosis justa de humor y melancolía, de ironía y rabia, con una prosa dura, sin concesiones, en una suerte de “realismo marginal” presente en toda su obra.