lunes, 27 de mayo de 2013

LOS HOMBRES MOJADOS NO TEMEN LA LLUVIA de JUAN MADRID


Galardonada con el XIV Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones, el último trabajo de Juan Madrid es un alarde de precisión narrativa, en el que dosifica la información al lector hasta ir desenmarañando un relato que trasciende el género de novela negra, con brochazos de novela social y una descripción certera de las cloacas del poder, con su densa carga de corrupción y violencia. A través de la historia de Liberto Ruano, un abogado que se ve inmerso en una trama que le supera tras el robo de una película que compromete a gente importante, el autor nos hace un retrato de la depravación moral de una clase adinerada carente de escrúpulos, que teme a la plebe, pero la utiliza en su beneficio.

Es esta una novela sobre hombres mojados, hombre sin futuro, a los que no importan las consecuencias de sus actos.

domingo, 19 de mayo de 2013

PROHIBIDO ENTRAR SIN PANTALONES de JUAN BONILLA


 
“Maiakovski tenía dieciocho años, dieciséis dientes podridos, dos hermanas y un solo lector. Escribía poesía lírica pero roncaba como un poeta épico. Imágenes fuertes, nuevas: le pegaré fuego al cuartel y me lo pondré en la cabeza para tener una melena pelirroja. Tenía un abrigo negro con agujeros en los codos, un sombrero que fue de su padre, un montón de ganas de hacer cosas, miedo a la oscuridad, más de cincuenta poemas y un solo lector…”

Así comienza la última novela de Juan Bonilla, y, hasta la fecha, su indiscutible obra maestra (según la discutible y subjetiva opinión de un servidor). En ella se narra el ascenso y caída de Vladímir Maiakovski, actor, guionista, dibujante, revolucionario, dramaturgo, publicista, pero por encima de todo uno de los fundadores del movimiento de poesía futurista bolchevique. A través de su aventura vital asistimos a un capítulo fundamental de la historia del siglo XX, al tiempo que nos convertimos en testigos de la frescura radical y narcisista del arte de vanguardia de la época.

Desde el título hasta el último capítulo Prohibido entrar sin pantalones es un prodigio de asimilación de la obra de Maiakovski. Bonilla inserta poemas y textos del autor, dándole al texto un tono con el que consigue una autenticidad que hace que Maiakovski esté presente más allá del hilo argumental de la novela.

lunes, 13 de mayo de 2013

MITOLOGÍAS de MANUEL VICENT


 
Manuel Vicent hace un repaso por la historia a través de la biografía de algunos personajes que, de una u otra manera, han influido decisivamente en la cultura moderna. Por sus páginas asistimos a la desgarradora historia de mujeres maltratadas de la mano de Billie Holiday y Lee Miller. Somos testigos de la revolución pictórica a través de la historia de Modigliani (y sus amantes), de Paul Cezanne (y su fracaso), de Suzanne Kaladon (la modelo que acabó siendo pintora) y de su hijo Maurice Utrillo (el esquizofrénico salvado por un matrimonio), de Paul Gauguin (que se encontró en Haiti), y la historia de Kahnweiler, el marchante de arte más influyente y Dora Maar, que prestó sus ojos a Picasso para El Guernica. Nos encontramos con el mujeriego Pablo Neruda y su enemistad irreconciliable con Vicente Huidobro, con Ezra Pound, el poeta-pirómano que intentó incendiar el mundo con sus versos, con Arthur Rimbaud, que dejó de escribir a los 19 años pero, eso sí, a tiempo de haber inventado la poesía moderna y el verso libre, con el sacrificio poético de Zenobia Campubrí, y el suicidio de Cesare Pavese. Vemos a un J.D. Salinger elevado al altar de la fama por tener como lector al asesino de John Lennon. Nos recuerda que pese a Louis Althusser no todos los filósofos matan a su esposa, pues algunos como Wittgenstein mueren felices. Nos emocionamos con la belleza desnuda de Hedy Lamarr, o el magnetismo irresistible de Alma Mahler. Huimos en el cine de John Houston, en la frase feliz de Billy Wilder, en la imagen de la resistencia encarnada por Yves Montand, o en la lucha de Montgomery Clift por ganar el pulso a la máscara de un infierno más buscado que encontrado. Sin olvidar a Georges Grosz, el artista que encuentra la genialidad en mitad del horror y la pierde en la normalidad, o el camino corto de Frank Sinatra y la invención del envase como forma de arte de Andy Warhol. O ponemos en tela de juicio la historia del arte a través de las falsificaciones Van Meegeren. O descubrimos  Anthony Blunt, el traidor por excelencia del siglo XX.

miércoles, 8 de mayo de 2013

ESPAÑA SIGLO XXI un soneto de MANUEL VALDERRAMA DONAIRE


 
Este país de siesta y procesiones,
De malos gobernantes y monarcas,
Cuentas en Suiza y vacías arcas,
De obispos poderosos y panzones;

Este país de coplas y de carcas,
Banqueros y políticos ladrones,
De enchufes, corruptelas y cabrones,
Empresarios feudales y jerarcas,

 Nació fugaz imperio por error.
Mas nación que de Iglesia se acompaña
Pronto muda en atraso su esplendor.
 
 Un enfermo incurable, una patraña,
Un sainete, una mueca de dolor,
Un mal chiste sin gracia es esta España.

 

domingo, 5 de mayo de 2013

LA VIDA DEL BUSCÓN de FRANCISCO DE QUEVEDO


Bajo la apariencia de ser una novela picaresca más escrita para hacer reír, tan del gusto de la época, Quevedo da una vuelta de tuerca al género añadiendo al uso de la sátira y del humor una sutil crítica social que emana de la falta de intención moralizadora (de obligado cumplimiento por mor de la Santa Inquisición). En El Buscón, el pícaro Pablos, hijo de un barbero ladrón y una bruja, cuenta sus intentos infructuosos por borrar las huellas de su origen. El relato está plagado de bromas, engaños y timos, que en muchos casos (y ahí reside la novedad) quedan sin castigo, excepto aquellas tramas en las que los personajes se hacen pasar por personas de un estrato social superior. Y es que el tema principal, aunque de forma velada, de esta novela no es otro que poner de manifiesto la imposibilidad de ascender en la escala social.

En el aspecto formal destaca el uso de la hipérbole como elemento humorístico y la inigualable facilidad con la que Quevedo utiliza el lenguaje para la sátira social y la caricatura literaria, en un estilo que podríamos denominar como “realismo hiperbólico”. Divertidísima.