Dos adolescentes de ciudad son enviados a las montañas del Fénix del Cielo,
cerca de la frontera con el Tibet, para ser “reeducados” siguiendo los
preceptos del gobierno revolucionario de Mao. Allí traban amistad con la
Sastrecilla, joven costurera de una aldea vecina con la que comparten una
pasión clandestina por unos cuantos libros prohibidos de autores occidentales
con los que llenan sus vidas anodinas.
Balzac y la
costurera china es un delicado homenaje a la literatura, una
reivindicación de la cultura como medio de reafirmación del individualismo
frente al férreo control de la dictadura de Mao, que buscaba convertir a los
seres humanos en meras piezas del engranaje del Estado.
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