Una treintena de poetas se reúne en un convento situado a las afueras de un pueblecito de interior para celebrar unas simpares jornadas poéticas, en las que los participantes muestran más interés en saciar sus apetitos prosaicos y su sed beoda que en debatir asuntos literarios, dando lugar a un largo catálogo de recelos y envidias, de choques de egos envanecidos y enemistades/ amistades irreconciliables. Con un lenguaje afilado, que conecta con la mejor tradición quevediana, en el que la poesía y la ironía se dan la mano, Fernando Aramburu dibuja esta hilarante parodia sobre el panorama poético en nuestro país que le ha valido el premio Biblioteca Breve, concedido por la editorial Seix Barral.
Divertida desde el
arranque, con la llegada de la “poetada” al lugar de encuentro, nos encontramos
con unos personajes inolvidables, que nos recuerdan más a la corte de los
milagros que a un grupo de reputados escritores, envueltos en situaciones que
superan el terreno de la comedia y se adentran en el de la sátira. Es esta una
novela coral de aire berlanguiano, en la que el propio Aramburu nos pone sobre
aviso. “A fin de preservar su vida y la integridad de sus escasos bienes, el
autor ha tenido la cautela de asignar nombres ficticios a los actores de la
presente crónica. Lo mismo y por la misma razón ha hecho con algunos lugares
que pudieran resultar fácilmente reconocibles. El resto es todo verdad”.
Egoísmo, afán de
notoriedad, mala baba, lujuria, bajas pasiones, escatología, sátira y humor por
arrobas son los ingredientes de esta novela que hará que el lector no pare de
reír desde la primera página a la última. Imprescindible.
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