Parodia de las novelas clásicas de detectives que transcurren en una
mansión en medio de la campiña inglesa, en Nadie
es perfecto, la nueva novela de Joaquín Berges, no falta ninguno de los
elementos típicos del género: el detective, el impertérrito mayordomo, los
señores Lord y Lady, personajes excéntricos, rencillas vecinales, secretos de
familia y un misterio que resolver. Rhett Bull, un detective con un modus
operandi un tanto peculiar, es invitado a Kenwood Manor para averiguar cuál de
los tres hijos de Lady Whirpool es legítimo y, por tanto, el heredero de la
familia. Toda la novela es un divertido juego lingüístico, empezando por los
nombres de los personajes, pasando por los diálogos que parecen sacados de las
réplicas de Groucho Marx, hasta llegar a la trama, paródica, fresca y
descarada.
El homenaje a la comedia cinematográfica queda claro desde el título hasta
la resolución de la historia. Como siempre, Joaquín Berges nos asegura
diversión a los lectores. Ni más, ni menos. Y no es poco.
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