Tras el éxito de El guardián
invisible, la segunda entrega de la Trilogía del Valle de Baztán nos
devuelve a la inspectora Amaia Salazar después de haber dado a luz a su hijo en
una nueva investigación en la que la peculiar mitología de la zona se mezcla
con la novela negra. En esta ocasión, la inspectora de la Policía Foral se
enfrenta a un inductor de crímenes caníbal que firma sus obras con el nombre de
Tarttalo, monstruo mitológico de un solo ojo que se comía a sus víctimas. El
tarttalo de carne y hueso es un inductor que ejerce un extraño control sobre
hombres maltratadores a los que empuja a que asesinen a sus parejas y después
se suiciden. Una vez muertas, el tarttalo les amputa un brazo para saciar su
apetito antropófago. De nuevo, en torno a la trama de crímenes rituales, se va
enredando el pasado de Amaia, a la que su nueva condición de madre arrastra a
descubrir nuevos secretos de familia que abren un nuevo sendero para que
Dolores Redondo culmine la trilogía.
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