Galardonada con el Primer Premio
Iberoamericano de Novela Corta “La Espiga Dorada”, Los perros siempre ladran al anochecer es un relato de suspense en
el que los monstruos no son producto de la fantasía, sino de las cenagosas
aguas de la condición humana. El personaje de Jorge cuenta en primera persona
la historia de una pareja que se acaba de mudar a una urbanización huyendo de
sus fantasmas. La pérdida del hijo, la difícil relación con sus antiguos
vecinos, los vaivenes sentimentales del matrimonio, son espectros que les
perseguirán en este intento de empezar de cero. Porque ¿hasta qué punto dejamos
de ser quienes somos por el simple hecho de mudar el decorado? Jorge va desvelando
paulatinamente la verdadera naturaleza de su relación con Clara, su mujer, y el
peso de lo que saben pero no aceptan, en un ejercicio narrativo de
autoconfesión. Con un lenguaje sencillo, directo, el lector va construyendo el
relato a través de la mirada de Jorge, con el acompañamiento de un metafórico
coro de ladridos que suben la intensidad emocional de esta novela vertiginosa.
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