Como
diría Quevedo si me viera,
Soy
un poeta a una nariz pegado.
Un
escritor pequeño y asustado
De
un mundo que a diario se supera.
Hoy
recojo los frutos que he plantado,
Por
eso aunque de joven nadie fuera
Ha
valido la pena tanta espera
Por
verme en casi nadie transformado.
Un
hombre sorprendido. Un ser perplejo.
Si
en algo he destacado, lo olvidé.
De
lo que pude ser soy un reflejo,
Pues
cuanto más aprendo menos sé.
No
me hace sabio el tiempo. Sólo viejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario