Un grupo de jóvenes construye una habitación oscura, cegada a la luz y a
las palabras, un lugar cerrado donde no hay grietas que permitan el paso de la
realidad exterior. En la oscuridad se diluye el yo, se borra el individualismo
y se alcanza la fusión con el grupo. Todos forman parte de un solo ser, un ente
múltiple que se deja llevar por el impulso y el deseo. Al principio la habitación
oscura es solo un lugar en el que transgredir las convenciones sociales a
través del sexo, en el que dar rienda suelta a una lujuria ciega y grupal. Pero
poco a poco su uso se va transformando, va tomando matices hasta convertirse en
una guarida a la que huir fuera del mundo y del tiempo. Primero es un refugio
de los problemas personales, más tarde, un escondite, un lugar donde alejarse
del derrumbe generalizado de nuestra
sociedad. Un bunker en el que protegerse del fin de una época. Pero la realidad
se acaba filtrando por sus paredes insonorizadas, por sus ventanas ciegas hasta
contaminar la habitación oscura, hasta convertirla en una trampa.
La última novela de Isaac Rosa es una novela coral, de personajes anónimos,
una metáfora sobre la actualidad, el retrato de una generación estafada que
mira con incertidumbre su futuro.
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