La pulcritud con la que Eloy Tizón cuida el lenguaje, lleno de imágenes
surrealistas, cargado de lirismo, no es tan solo una completa declaración de
intenciones. También se trata de una propuesta de estilo y, lo que es más
importante, un aviso para el lector. Una señal de alarma que nos advierte del
peligro.
lunes, 11 de noviembre de 2013
TÉCNICAS DE ILUMINACIÓN de ELOY TIZÓN
Conjunto de relatos en los que se mezcla la poesía del lenguaje con el
ambiente onírico, casi de pesadilla, que rodea a los personajes de estas diez
historias en las que la vida parece, a menudo, una patología, una obsesión sin
sentido ni dirección. Solo así se explica que la realidad y la ficción sean elementos
contrarios y al mismo tiempo sus límites se difuminen. Que la pobre Dorothy se
refugie en Oz del mal sueño de Kansas, o que nuestro jefe nos dé una caja que
contiene algo que se mueve, que vive, para que nos deshagamos de ella sin más
explicaciones. Un personaje puede tener un solo objetivo, perderse, renunciar a
su identidad después de deshacerse de todo lo que lo ata a sí mismo (las llaves
y la cartera). Hay presencias intercaladas entre las parejas que no pueden ni
deben ser nombradas. ¿Para qué sirve la vida, si “olvidar era inevitable, casi
un deber”?
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